En su obra se observa un sentido: el equilibrio. Un orden neutral hace que sus elementos estén en eterna quietud. Tiempo detenido, soledades, luz a veces en el ocaso, a veces en una plenitud traspasando los límites de los objetos, en unas marcadas sombras, donde existe la posibilidad y la presencia de los hombres.
Una vez fue a un monasterio de benedictinos tal vez por eso sus obras quedaron impregnadas de orden, diafanidad, soledad, y hasta paz.
Pintar, para él, es pintar sin prisa, trabaja con pinceles delgados como un pelo anteponiendo también la poesía a la hora de pintar. Fray Luis de León decía: "Rompiendo el puro aire..."
La piedad:
Desnudo de frente:
Paisaje:
Dos membrillos:
La Piedad:
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