Nace en Popayán, Cauca Colombia, el octubre 11 de 1920.
Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Cali entre 1938 y 1943, conoció en su ciudad natal al escultor vasco Jorge Oteiza, quien lo puso al tanto de la escultura moderna.
Así, después de sus figuras erguidas o reclinadas, realizadas en la escuela dentro de una concepción convencional, Negret trabajó entre 1944 y 1948 una serie de yesos de innegable calidad, que anticipan su enorme inventiva. Son cabezas (de los poetas Guillermo Valencia, Porfirio Barba-Jacob, Gabriela Mistral y Walt Whitman), algunos temas religiosos (Virgen, Cabeza del Bautista, Ascensión, Mano de Dios y Anunciación), algunos temas mitológicos (Tritón y Venus') y La muchacha en la ventana. Aunque en las cabezas se reconocen los personajes, estas esculturas son esencialmente abstractas por ser ante todo formas esenciales, alejadas de los pormenores.
A fines de 1948 Negret viajó a New York. Allí, aparte de algunas cerámicas biomorficas, realizó sus primeras construcciones. Entre ellas las que se destacan El nido y Rostro de Cristo, realizadas en 1950.
En 1949 Negret había realizado otra escultura en metal: Vaso con una flor, un dibujo hecho en varilla de hierro que no sólo representa el tema también delimita el espacio real. Luego de una breve temporada en Colombia, Negret viajó a Europa; vivió en París, Barcelona, Madrid, Mallorca y Saint Germain-en-Laye, entre 1950 y 1955. Inicialmente siguió trabajando yesos. En estas esculturas la abstracción predomina sobre lo figurativo, como lo corroboran los propios títulos de las obras: Dirección sur, Homenaje a Gaudí, Columna conmemorativa de una masacre, etc. Luego de ver en París la retrospectiva póstuma de Julio González en 1953, Negret pasó a utilizar el hierro.
Estas construcciones realizadas en Palma de Mallorca, entre 1953 y 1954, ya sugieren aparatos o máquinas.
A fines de 1955 y hasta 1963 Negret residió en Nueva York. Durante estos años realizó la serie denominada Aparatos mágicos, donde por primera vez, empleó el aluminio (que desde entonces será su material exclusivo) y luego de intentar unir las diferentes piezas con dobleces se decidió por la utilización de tuercas y tornillos. La serie se caracteriza por el empleo de elementos geométricos y por el rigor compositivo; también por el color: construcciones pintadas de negro, blanco, rojo y azul. En 1962 expuso sus Eclipses en Espoleto junto a los escultores venezolanos Jesús Rafael Soto y Alejandro Otero.
Luego de quince años de ausencia, Negret regresó a Colombia en 1963, y desde entonces ha vivido en Bogotá (donde ya había expuesto en 1958 y 1962) corto intervalo en Cali. En 1963 participó en el XV Salón Nacional de Artistas de Colombia y ganó el primer premio en Escultura, con Vigilante celeste. En 1967 volvió a obtener el primer premio en el XIX Salón Nacional, con Cabo Kennedy.
A partir de los primeros años sesenta, las esculturas de Negret encuentran un nuevo elemento: El espacio interior que surge de la lámina de aluminio doblada y enfrentada a otra similar. El vacío, que ya había trabajado en Cabeza del Bautista, se convierte en elemento importante en sus primeros Navegantes, y durante mucho tiempo estará presente en su producción. Participó en la Documenta de Kassell en 1968.
El espacio interior da volumen a la construcción enriqueciendo la composición que se convierte en un contraste permanente de formas metálicas y de formas espaciales, limitadas por el aluminio doblado. En estos mismos Navegantes se afianza la presencia de elementos repetidos, verdaderos módulos que ya habían hecho su aparición en las primeras construcciones de Mallorca.
Dos tipos de esculturas predominaron en la producción de Negret desde los primeros años sesenta: los Navegantes, siempre flotantes, con pocos puntos de apoyo, y los Puentes, siempre extendidos entre dos puntos, firmes y bien sostenidos. Luego aparecieron las series Cabo Kennedy, Géminis, Acoplamientos y, simultáneamente, las Torres, Edificios, Templos, Columnas y Escaleras, entre otras construcciones.
Negret nunca ha puesto sus títulos arbitrariamente, a acertado en esas denominaciones con algo en común: todas se refieren al mundo de las construcciones, mundo extraordinario que a lo largo del siglo y gracias a la tecnología, ha realizado los aparatos más prodigiosos de navegación aérea en la atmósfera y el espacio abierto, puentes, estructuras, los edificios más grandes y asombrosos de la historia de la humanidad.
Pero sus construcciones y esculturas no sólo aluden a esas obras de la ingeniería y la arquitectura contemporáneas, son obras de arte, creaciones escultóricas con leyes propias que hablan de un mundo material en formas inventadas. La serie de Los Andes inicia una nueva etapa en la producción de Edgar Negret. Estas esculturas evocan el poderío de nuestras montañas, su concatenación, su apariencia similar, sus picos y sus depresiones profundas.
El color utilizado por Edgar Negret en sus esculturas (rojos y amarillos frecuentemente) es producto de una investigación muchas veces precolombina y parece flotar sobre la obra. El color levita sobre el metal.
El estudio que hace sobre la cultura Inca es manifiesto y así sus formas geométricas encuentran abolengo en el tiempo, en su memoria. Su trabajo sobre el arte precolombino mexicano es también acucioso. Su serie Máscaras alude a los tótem de la antigüedad dándonos una visión religiosa realizada con materiales futuristas pero extraída de lo más primigenio del hombre.
Sus Soles y Lunas y sus Árboles rojos, son caracterizados por una sublime abstracción que tiene apoyo revelador en una forma enrostrada en el ensueño del hombre. Las figuras van más allá de la forma, de la figuración, y profundiza en imágenes arquetípicas. En figuras concebidas por la imaginación primigenia.
En 1974 expuso en Corcoran Gallery, Washington D.C. En 1979 su obra participó en la FIAC, Paris. El año siguiente inauguró una muestra en la Fundación Joan Miró, Barcelona, España. En 1982 expuso en Contemporary Sculpture Center Tokio, Japón, y posteriormente en la Gobernación de Caracas, Venezuela.
Las Metamorfosis de 1981: Los planos que se articulan entre sí sin recurrir a los enfrentamientos con otros para crear espacios internos.
En 1991 presentó una retrospectiva de su trabajo en el Museo de Monterrey y en el Rufino Tamayo, de México. En 1995 colgó su obra en el Festival Internacional de Biarritz, Francia. En 1999 expuso en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. En el año 2000 los escritores Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Osorio realizaron una entrevista titulada: "El Nosferatu sagrado" para homenajear los 80 años del artista. En 2004 publicó su libro Negret, escultor.
En 2009 inauguró su exposición Poética del silencio, en la galería Mundo de Bogotá.
Edgar Negret, uno de los escultores más renovadores y fecundos de Colombia, fue galardonado en 1965 con la Medalla de Plata de la VIII Bienal de Arte, Sao Paulo, Brasil; en 1967 con el Gran Premio en escultura del XIX Salón de Artistas Nacionales; en 1968 le fue otorgado el Gran Premio de Escultura, David Bright, en la Bienal de arte de Venecia, Italia; y en 1975 obtuvo la beca Guggenheim.
En junio de 2009 realizó su más reciente retrospectiva en la Galería Mundo de Bogotá.
El 28 de septiembre de 2010, el Gobierno Nacional de Colombia, en el marco del nonagésimo aniversario de su nacimiento y de los 25 años de creación de su Casa Museo en Popayán (Cauca), le otorgó la Gran Orden Ministerio de Cultura.Escultura: El sol, Aeropuerto José María Cordoba, Medellín.
Escultura "El sol" en aeropuerto José María Córdoba, Medellín
La gran Cascada en el parque el Virrey:
Escultura El sol:
Obra de Negret en el edificio de la procuraduría:
Estudió en la Escuela de Bellas Artes de Cali entre 1938 y 1943, conoció en su ciudad natal al escultor vasco Jorge Oteiza, quien lo puso al tanto de la escultura moderna.
Así, después de sus figuras erguidas o reclinadas, realizadas en la escuela dentro de una concepción convencional, Negret trabajó entre 1944 y 1948 una serie de yesos de innegable calidad, que anticipan su enorme inventiva. Son cabezas (de los poetas Guillermo Valencia, Porfirio Barba-Jacob, Gabriela Mistral y Walt Whitman), algunos temas religiosos (Virgen, Cabeza del Bautista, Ascensión, Mano de Dios y Anunciación), algunos temas mitológicos (Tritón y Venus') y La muchacha en la ventana. Aunque en las cabezas se reconocen los personajes, estas esculturas son esencialmente abstractas por ser ante todo formas esenciales, alejadas de los pormenores.
A fines de 1948 Negret viajó a New York. Allí, aparte de algunas cerámicas biomorficas, realizó sus primeras construcciones. Entre ellas las que se destacan El nido y Rostro de Cristo, realizadas en 1950.
En 1949 Negret había realizado otra escultura en metal: Vaso con una flor, un dibujo hecho en varilla de hierro que no sólo representa el tema también delimita el espacio real. Luego de una breve temporada en Colombia, Negret viajó a Europa; vivió en París, Barcelona, Madrid, Mallorca y Saint Germain-en-Laye, entre 1950 y 1955. Inicialmente siguió trabajando yesos. En estas esculturas la abstracción predomina sobre lo figurativo, como lo corroboran los propios títulos de las obras: Dirección sur, Homenaje a Gaudí, Columna conmemorativa de una masacre, etc. Luego de ver en París la retrospectiva póstuma de Julio González en 1953, Negret pasó a utilizar el hierro.
Estas construcciones realizadas en Palma de Mallorca, entre 1953 y 1954, ya sugieren aparatos o máquinas.
A fines de 1955 y hasta 1963 Negret residió en Nueva York. Durante estos años realizó la serie denominada Aparatos mágicos, donde por primera vez, empleó el aluminio (que desde entonces será su material exclusivo) y luego de intentar unir las diferentes piezas con dobleces se decidió por la utilización de tuercas y tornillos. La serie se caracteriza por el empleo de elementos geométricos y por el rigor compositivo; también por el color: construcciones pintadas de negro, blanco, rojo y azul. En 1962 expuso sus Eclipses en Espoleto junto a los escultores venezolanos Jesús Rafael Soto y Alejandro Otero.
Luego de quince años de ausencia, Negret regresó a Colombia en 1963, y desde entonces ha vivido en Bogotá (donde ya había expuesto en 1958 y 1962) corto intervalo en Cali. En 1963 participó en el XV Salón Nacional de Artistas de Colombia y ganó el primer premio en Escultura, con Vigilante celeste. En 1967 volvió a obtener el primer premio en el XIX Salón Nacional, con Cabo Kennedy.
A partir de los primeros años sesenta, las esculturas de Negret encuentran un nuevo elemento: El espacio interior que surge de la lámina de aluminio doblada y enfrentada a otra similar. El vacío, que ya había trabajado en Cabeza del Bautista, se convierte en elemento importante en sus primeros Navegantes, y durante mucho tiempo estará presente en su producción. Participó en la Documenta de Kassell en 1968.
El espacio interior da volumen a la construcción enriqueciendo la composición que se convierte en un contraste permanente de formas metálicas y de formas espaciales, limitadas por el aluminio doblado. En estos mismos Navegantes se afianza la presencia de elementos repetidos, verdaderos módulos que ya habían hecho su aparición en las primeras construcciones de Mallorca.
Dos tipos de esculturas predominaron en la producción de Negret desde los primeros años sesenta: los Navegantes, siempre flotantes, con pocos puntos de apoyo, y los Puentes, siempre extendidos entre dos puntos, firmes y bien sostenidos. Luego aparecieron las series Cabo Kennedy, Géminis, Acoplamientos y, simultáneamente, las Torres, Edificios, Templos, Columnas y Escaleras, entre otras construcciones.
Negret nunca ha puesto sus títulos arbitrariamente, a acertado en esas denominaciones con algo en común: todas se refieren al mundo de las construcciones, mundo extraordinario que a lo largo del siglo y gracias a la tecnología, ha realizado los aparatos más prodigiosos de navegación aérea en la atmósfera y el espacio abierto, puentes, estructuras, los edificios más grandes y asombrosos de la historia de la humanidad.
Pero sus construcciones y esculturas no sólo aluden a esas obras de la ingeniería y la arquitectura contemporáneas, son obras de arte, creaciones escultóricas con leyes propias que hablan de un mundo material en formas inventadas. La serie de Los Andes inicia una nueva etapa en la producción de Edgar Negret. Estas esculturas evocan el poderío de nuestras montañas, su concatenación, su apariencia similar, sus picos y sus depresiones profundas.
El color utilizado por Edgar Negret en sus esculturas (rojos y amarillos frecuentemente) es producto de una investigación muchas veces precolombina y parece flotar sobre la obra. El color levita sobre el metal.
El estudio que hace sobre la cultura Inca es manifiesto y así sus formas geométricas encuentran abolengo en el tiempo, en su memoria. Su trabajo sobre el arte precolombino mexicano es también acucioso. Su serie Máscaras alude a los tótem de la antigüedad dándonos una visión religiosa realizada con materiales futuristas pero extraída de lo más primigenio del hombre.
Sus Soles y Lunas y sus Árboles rojos, son caracterizados por una sublime abstracción que tiene apoyo revelador en una forma enrostrada en el ensueño del hombre. Las figuras van más allá de la forma, de la figuración, y profundiza en imágenes arquetípicas. En figuras concebidas por la imaginación primigenia.
En 1974 expuso en Corcoran Gallery, Washington D.C. En 1979 su obra participó en la FIAC, Paris. El año siguiente inauguró una muestra en la Fundación Joan Miró, Barcelona, España. En 1982 expuso en Contemporary Sculpture Center Tokio, Japón, y posteriormente en la Gobernación de Caracas, Venezuela.
Las Metamorfosis de 1981: Los planos que se articulan entre sí sin recurrir a los enfrentamientos con otros para crear espacios internos.
En 1991 presentó una retrospectiva de su trabajo en el Museo de Monterrey y en el Rufino Tamayo, de México. En 1995 colgó su obra en el Festival Internacional de Biarritz, Francia. En 1999 expuso en el Museo de Arte Moderno de Bogotá. En el año 2000 los escritores Gonzalo Márquez Cristo y Amparo Osorio realizaron una entrevista titulada: "El Nosferatu sagrado" para homenajear los 80 años del artista. En 2004 publicó su libro Negret, escultor.
En 2009 inauguró su exposición Poética del silencio, en la galería Mundo de Bogotá.
Edgar Negret, uno de los escultores más renovadores y fecundos de Colombia, fue galardonado en 1965 con la Medalla de Plata de la VIII Bienal de Arte, Sao Paulo, Brasil; en 1967 con el Gran Premio en escultura del XIX Salón de Artistas Nacionales; en 1968 le fue otorgado el Gran Premio de Escultura, David Bright, en la Bienal de arte de Venecia, Italia; y en 1975 obtuvo la beca Guggenheim.
En junio de 2009 realizó su más reciente retrospectiva en la Galería Mundo de Bogotá.
El 28 de septiembre de 2010, el Gobierno Nacional de Colombia, en el marco del nonagésimo aniversario de su nacimiento y de los 25 años de creación de su Casa Museo en Popayán (Cauca), le otorgó la Gran Orden Ministerio de Cultura.Escultura: El sol, Aeropuerto José María Cordoba, Medellín.
Escultura "El sol" en aeropuerto José María Córdoba, Medellín
La gran Cascada en el parque el Virrey:
Escultura El sol:
Obra de Negret en el edificio de la procuraduría:
Colombia con Edgar Negret, Venezuela con Jesus Soto, solo por nombrar dos grandes entre los grandes que tienen ambos paises y dando por descontado que tenemos un padre comun, Simon Bolivar... el dia que Colombia y Venezuela logren superar el abismo que produce la ignorancia y los apetitos vulgares de la politica, la guerrilla,el caudillismo y el culto a la personalidad, entonces florecera como tantas de las obras de nuestros grandes artistas...
ResponderEliminarEfrain Herrera.
Londres, Inglaterra.